Normalmente se suele asociar la sensibilidad dental a una falta de minerales, aunque las causas por las que aparece pueden ser muy diversas.
En la mayoría de los casos, el dolor o las molestias aparecen debido a un desgaste de la superficie (esmalte) o a una problema de retracción de la encía.
En un diente sano, el esmalte protege la parte interna del diente y una fina capa, llamada cemento radicular, que protege las raíces debajo de la línea de las encías.
Debajo del esmalte y del cemento radicular está la dentina, que contiene miles de túbulos microscópicos que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas.
Cuando la dentina pierde su capa protectora, los túbulos quedan expuestos, permitiendo que los estímulos externos como el calor o el frío, alcancen las terminaciones nerviosas causando un dolor agudo y molesto.
ALGUNOS FACTORES QUE LA PROVOCAN:
- Pérdida o desgaste del esmalte dental por roce de un objeto externo.
- Pérdida o desgaste del esmalte dental por acción química.
- Contacto diente con diente en las superficies de masticación.
- Tratamientos odóntológicos, tras limpiezas profesionales, al eliminar la placa dental y el sarro.
CUIDADOS:
- Cepillarse los dientes con un cepillo de filamentos suaves con extremos redondeados y superficie lisa.
- Utilizar gel o pasta poco abrasiva para no dañar la superficie de los dientes y causar mínimas molestias durante el cepillado.
- Usar seda o cinta dental para los espacios entre los dientes más cerrados y cepillos interproximales para espacios más abiertos.
- Utilizar un limpiador lingual para una limpieza completa.
- Un adecuado enjuague bucal ayudará a completar la higiene bucal diaria.