Si pensamos en un bebé a muchos nos viene la imagen de éste con un chupete, sin embargo, hay bebés que optan por algo más natural, la succión de su propio dedo. Este hábito natural puede llegar a convertirse en un desagradable vicio si continua más alla de los tres o cuatro años, y este hecho conllevará algún que otro problema bucal como hemos explicado en anteriores artículos.
La Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) considera que llevarse el pulgar a la boca es MÁS PELIGROSO QUE EL CHUPETE, ya que el dedo está en contacto contínuo con agentes contaminantes. Además de este peligro, los problemas por chuparse el dedo se producen cuando el hábito se prolonga y se mantiene más allá de los tres o cuatro años. Algunos estudios apuntan que el 12,5% de los menores de entre tres y cinco años aún se chupan el dedo.
A continuación vemos las CAUSAS MÁS FRECUENTES :
• Para conciliar el sueño: En este caso, intentaremos darle otro objeto o estímulo que le reconforte a la hora de dormir, como un peluche o su muñeco favorito.
• Para tranquilizarse en momentos de ansiedad o nerviosismo: un simple abrazo o caricia o charlar con él y atender a sus miedos puede resultar efectivo.
• Como un acto frente el aburrimiento: intentaremos prestarle toda la dedicación posible a nuestro hijo/a, además de realizar actividades que impliquen el uso de las mano, para evitar así que durante éstas pueda realizar el acto.
Un niño que se chupa el dedo no debe ser riduculizado, no obstante, es necesario el apoyo de los padres. Los especialistas aconsejan que no opten por ridiculizar o castigar al niño cuando se chupe el dedo, sino que recurran a las técnicas que ayudan a modificar las conductas infantiles. Una de las más efectivas es el REFUERZO POSITIVO, es decir, premiar al menor cuando actúe de forma adecuada. Para ello, los adultos pueden hacer uso de una tabla de puntos para niños, que representará para el pequeño un agradable estímulo para dejar de succionar el dedo.
El refuerzo positivo puede complementarse con algunos REMEDIOS CASEROS cuya función es recordar al niño que llevarse el dedo a la boca no es bueno para él. Aquí tenemos algunnos de los más empleados:
• Poner una tirita o un trozo de esparadrapo en el dedo pulgar.
• Mojar el dedo en vinagre o zumo de limón.
• Untar la uña con esmalte amargo. ( De venta en farmacias)
• Cubrir el pulgar con parte de un guante.
Si con las anteriores alternativas no se consigue que el pequeño deje de chuparse el dedo y el hábito persiste con demasiada frecuencia e intensidad, será necesario acudir a un ORTODONCISTA para que le coloque un dispositivo especial en la boca que le ayudará a abandonar esta mala costumbre.