La ORTODONCIA INTERCEPTIVA tiene como función colocar las piezas dentarias de manera alineada, buscando tanto la estética como la salud y funcionalidad de la boca del paciente. Para ello, se estudia la posición de los dientes, las maloclusiones que se dan cuando éstos no encajan entre sí y también los malos hábitos que puede presentar el paciente.
La TERAPIA MIOFUNCIONAL es la disciplina que se encarga de diagnosticar estos malos hábitos además de valorarlos y tratarlos con el fín de que el tratamiento ortodóncico mediante aparatología tenga un resultado estable. De no ser tratados estos hábitos los resultados alcanzados con la ortodoncia curativa no llegarían a ser los esperados e incluso podrían hacer que los dientes tendieran a moverse de nuevo, perdiendo la posición óptima alcanzada.
Muchas maloclusiones dentarias están relacionadas con alteraciones en la respiración, masticación y deglución. Además, existen malos hábitos como la succión digital, el mordisqueo labial o la onicofagia (hábito de comerse las uñas), y otras parafunciones, como el bruxismo (hábito involuntario de apretar o rechinar las estructuras dentales), que alteran la posición normal de los dientes. En estos casos, es inviable la corrección de la posición dental sin corregir o eliminar disfunciones, por lo que la colaboración entre ortodoncista y logopeda es necesaria.
La edad es un factor clave aunque no imprescindible para someterse a esta terapia, ya que cuanto más joven sea el paciente menos tiempo lleva realizando el hábito o hábitos en cuestión, aunque también cabe destacar que en pacientes adultos se hace más fácil reconocerlos y también hay una mayor constancia para eliminarlos.
Los logopedas especialistas en este campo son los encargados de ralizar la terapia miofuncional. Así, los objetivos de la terapia miofuncional son:
- Explorar y valorar las alteraciones que pueden aparecer en las funciones básicas, que son respiración, masticación y deglución.
- Hacer un diagnóstico miofuncional, definiendo además las alteraciones estructurales y funcionales que se observen .
- Diseñar el plan de intervención individualizado para cada caso, que consistirá en ejercicios, supresión de hábitos y toma de conciencia de los nuevos patrones adquiridos.
- Coordinar la intervención funcional con la intervención que realiza el ortodoncista, decidiendo entre ambos especialistas la manera de intervenir y valorando conjuntamente la evolución del caso.