Los analgésicos parecen inofensivos pero no lo son. Debemos recordar que todos los fármacos (incluidos los de venta libre) pueden tener efectos no deseados en nuestro cuerpo.
Los analgésicos comunes (como el ibuprofeno), aunque funcionen bien para quitarnos dolores musculares o de cabeza tienen sus indicaciones.
Muchos deportistas los eligen por sus efectos calmantes a la hora de entrenar, para aliviar o evitar el dolor que les puede provocar el ejercicio realizado durante el entrenamiento.
Según estudios realizados el uso prolongado de antiinflamatorios no esteroideos pueden prolongar el compromiso gastrointestinal, aumentando el riesgo de complicaciones que podrían afectar al rendimiento y la recuperación. En ese caso, las cantidades pequeñas de bacterias y enzimas digestivas pueden filtrarse regularmente en el torrente sanguíneo y la absorción de nutrientes podría verse comprometida, especialmente después del ejercicio, lo que podría afectar a la capacidad de los músculos cansados para regenerarse, tal vez el factor más determinante en toda persona que realiza ejercicio físico para obtener mejores resultados que la simple diversión.
Además, se ha observado, que pueden entorpecer la recuperación del tejido conectivo dañado, tendones entre otros, y disminuir la hipertrofia (nombre científico que se da al fenómeno de crecimiento en tamaño de las células musculares, lo que supone un aumento del tamaño de las fibras musculares y por tanto del músculo).
También reducen la síntesis proteica y aumentan el riesgo de deshidratación e hiponatremia, proceso mediante el cual disminuye radicalmente la concentración de socio, elemento vital en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Por eso no hay nada mejor que mantenerse en buenas condiciones físicas de manera natural.
En lugar de tomar analgésicos (medicinas para el dolor) antes de entrenar puedes comer una pequeña porción de alimentos antes o durante el entrenamiento, para mantener el flujo de sangre en el sistema gastrointestinal.
Además, a la hora de ejercitar recuerda mantenerte hidratado(a) y alerta sobre los dolores, aprende a distinguir entre aquéllos que son normales y los que te indican que algo no anda bien.
Y como siempre, sigue disfrutando de la actividad física acompañada por una dieta saludable, que te permitan vivir más y mejor.