A veces como resultado de un golpe, alguno de tus dientes puede salir entero de la boca y caer al suelo.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero: Conservar la calma.
A continuación, localizarlo y recogerlo del suelo, sujetándolo por la corona (no por la raíz) y si es posible lávalo con suero fisiológico o agua. ¡Nunca uses jabón o cepilles la raíz!
Hay que insistir que el tiempo es el factor más importante para obtener el éxito en un diente reimplantado. La rapidez en la localización, transporte y reimplantación mejorarán de forma decisiva el pronóstico de nuestro tratamiento.
Debes intentar colocar de nuevo el diente en su sitio dentro de la boca, asegurándote que está en la posición correcta y acude inmediatamente al dentista. Esto es más fácil de lo que parece, pues la raíz del diente encaja perfectamente en el alveolo dentario (el hueco donde estaba el diente).
Si no te fuera posible recolocarlo, debes acudir rápidamente al dentista, preferiblemente antes de una hora llevando el diente en un vaso lleno de leche, mejor entera (no desnatada) o suero fisiológico. En último extremo, podrías llevarlo dentro de la boca junto a la mejilla.